Llevar a cabo una correcta gestión
de capital no consiste sencillamente en colocar un stoploss y dejar
correr la posición. La gestión de capital va mucho más allá y trata de
ser una manera de invertir consciente de que los fallos son elementos
normales dentro de los sistemas de inversión y merecen un trato y
estudio detallado.
Un buen
sistema de trading contiene al menos un par de estrategias de gestión
de capital. No se trata ni de acertar el 100% de las veces ni de
aumentar el porcentaje de acierto. Se trata de interpretar correctamente
la pérdida, asumir que puede ser reproducible cada ciertos periodos de
tiempo y que en función de cómo la tratemos en nuestra exposición,
sobreviviremos o no con el paso del tiempo.
La gestión de capital se puede llevar a cabo a través de tres maneras diferentes:
- Gestionar una cartera con un riesgo fijo en euros:
esta gestión es la más primitiva, la menos efectiva y la que no
aprovecha las rachas que se generan en los sistemas. Consiste en marcar
un riesgo de por ejemplo 200 euros o 300 o 100 y mantener siempre el
nivel de la pérdida en esa cifra.
Por
ejemplo, tenemos 5.000 euros disponibles para comprar acciones de BBVA a
8 euros. El stop pensamos que debe estar puesto en 7,50. Esto quiere
decir que por cada acción que compremos, podremos perder hasta 0,50
euros. De esta manera, si como máximo interpretamos que no queremos
perder más de 250 euros en esta operación, como máximo podremos comprar
hasta 500 acciones, ya que 0,50 x 250 = 250 euros, sin tener en cuenta
comisiones.
A medida que
nuestra cartera gana o pierde, el riesgo puede ser desmedido o demasiado
reducido, de tal manera que es una de las peores maneras de gestionar
el capital, aparte de que el % de pérdida queda un poco al libre
albedrío.
- Gestionar una cartera con un riesgo fijo en %:
esta gestión es algo más avanzada y se ajusta a las variaciones de la
cartera, pero no aprovecha las rachas de los sistemas o de nuestro
trading. De esta manera si tengo esos 5.000 euros, ahora mi riesgo
consistirá en no perder más del 5% en cada operación.
Esto
es muy importante ya que ahora en función de donde vaya colocado el
stop, podremos invertir la totalidad de nuestros euros o por el
contrario, invertir una parte. Por ejemplo, si esas mismas acciones del
BBVA estuvieran a 10,00 euros, pero el stop cayera en los 9,20 por
ejemplo, nuestro riesgo potencial se sitúa en el 8%, mientras que
nuestro riesgo máximo está en el 5%. Necesariamente no invertiremos los
5.000 euros, ya que perderíamos más de lo que nos hemos permitido.
Así
la cantidad máxima serían: 5 : 8 = 0,625. Esto multiplicado por el
capital nos da 3.125 euros asignados para esa operación (0,625 x 5000).
De esta manera comprariamos 312 acciones. Efectivamente salen las
cuentas ya que si nos salta el stop, perderíamos 249,60 euros (312 x
0,80), o el 5% de máximo sobre los 2.500 euros que nos habíamos
planteado.
Esta manera de
gestionar el capital es el comienzo de una gestión seria y profesional.
Aunque seguimos asignando arbritariamente el % de pérdidas permitido, ya
nos damos cuenta de la importancia que tiene el stop en todo esto.
- Gestionar la cartera con un riesgo óptimo y variable:
la evolución de todo esto consiste en llegar a obtener qué valor es el
más adecuado en cada momento en función de las estadísticas y de
nuestros movimientos. Todos los sistemas tienden a tener un % de acierto
específico y un ratio W/L igualmente fijo. Los sistemas pueden
evolucionar y oscilar, pero como digo, tienden a un valor en
estadísticos.
La manera
más sencilla es obtener la F de Kelly a través de 2 estadísticos que
todos los sistemas tienen. Basta con conocer el % de acierto y el ratio
de ganancia pérdida (W/L) para determinar estadísticamente el mejor
valor del riesgo máximo en %. Hay otra forma y es a través del cálculo
de la F óptima, pero este valor requiere una herramienta de cálculo en
excell. Por su complejidad no profundizaremos demasiado en este término.
Así la F de Kelly es el resultado de aplicar la fórmula:
F de Kelly = % de acierto – (1- % de acierto) / (ratio W/L)
Si
tenemos por ejemplo que con nuestro sistema acertamos aproximadamente
un 60% de las veces y que nuestra media de ganancias es 2,08 y nuestra
media de pérdidas es de 1,37, el resultado total será el obtener una F
de Kelly con valor de 33,36%. Esto quiere decir que en teoría, si cada
vez que falláramos perdiésemos el 33,36% de nuestro capital, sería la
mejor manera de aumentar nuestro beneficio. Normalmente el riesgo se
diluye al 10% para evitar tensiones psicológicas. De esta manera el riesgo potencial máximo y ausmible se situaría en 3,36%
en vez del 5% que asumíamos al comienzo como nuestro riesgo máximo. La
operativa para aplicar este riesgo sería igual que en el segundo ejemplo
pero en vez del 5% aplicaríamos el riesgo al 3,36%. Para aplicar la gestión de capital, el stop es imprescindible.
Nos
damos cuenta cómo estábamos sobreestimando nuestro sistema. Aunque en
ocasiones parezca que invertimos demasiado poco en las acciones,
aplicando la gestión de capital es como menos se pierde en los malos
momentos y es como más se gana cuando las cosas salen bien.
En conclusión:
Las gestiones de capital con F óptima a la larga ganan siempre mucho
más porque ahorran más capital en los malos momentos. Cuando el mercado
entra en tendencia, las operaciones buenas se multiplican y a medida que
las F’s se amplian las ganancias se disparan con una gestión de capital
óptima y variable. Sin embargo, este sistema es muy complejo y
necesitamos tener un histórico previo que nos permita hacer los cálculos
de nuestras operaciones.
Voy a hacer un totum revolutum porque quizá,
al principio, no sea necesario complicarse más la vida que ver el
precio de entrada que vamos ha hacer y restarle un 10%, ese podría ser
un buen stop loss y como objetivo medir la media de los últimos 3 swing
del gráfico y multiplicarlo por 62%. Por cierto, si no sabes donde entrar y/o cuando, el resto de cálculos no sirven. Como siempre, pruébalo en demo, en un excel es fácil preparar esto, y después.... al ataque!!!!
La suerte favorece a los mejor preparados.
La suerte favorece a los mejor preparados.
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