Cinta

jueves, 10 de marzo de 2011

Empieza el canto del cisne

Primero perdieron el control de Dhul. Luego el de Carcesa. Pero lo peor puede estar por llegar y la familia Ruiz-Mateos podría quedar apartada de forma definitiva de todas las compañías de Nueva Rumasa.
"En los dos primeros concursos de acreedores que se han admitido se les ha retirado ya la gestión. Lo normal es que los jueces les aparten también del resto de compañías conforme vayan entrando en suspensión de pagos". Es algo que incluso el Gobierno da por hecho. Hasta el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, ha manifestado ya que las empresas de Rumasa "son viables con otra gestión".
Aunque por ahora no se ha declarado ningún concurso culpable, esa decisión se toma con el proceso judicial mucho más avanzado, los jueces sí que han detectado indicios de que al menos cierta responsabilidad en la caída del grupo tenían. "Y lo normal es que todas las compañías sigan el mismo camino porque hay avales, préstamos y participaciones cruzadas, con lo que no tendría sentido dejarles seguir en una empresa y apartarles de otra", aseguran las fuentes consultadas. Sobre todo teniendo en cuenta que todas las sociedades dependen de una misma dirección, la familia Ruiz-Mateos.
Esa fue una de las razones que el magistrado Blas Alberto González del juzgado de instrucción número 1 de Granada, esgrimió para retirar a la familia de la gestión de Dhul. Pero no fue la única. En la decisión del juez también influyó que la compañía ya hubiese sido demandada en multitud de procedimientos civiles por ser "fiadora" de deudas ajenas. González considera que este es el motivo por el que la compañía de postres se encuentra en insolvencia y responsabiliza a sus gestores que lo han permitido.
El problema es que esta forma de actuar es común a todas las sociedades del holding. De hecho, el magistrado que aceptó el concurso de Carcesa fue más allá y consideró importante desvincular a la familia de la gestión para dar seguridad y confianza a trabajadores y acreedores y para evitar que continúe relacionada con las otras empresas del grupo que se encuentran "en estos momentos en situación de insolvencia actual o inminente".
No es ningún secreto que los motivos que han empujado a los jueces a tomar estas decisiones los reúnen también otras de sus sociedades.

José María Ruiz-Mateos y su hijo Javier Ruiz-Mateos Rivero declararán hoy ante el Juzgado de Instrucción número 45 de Madrid como imputados por presuntos delitos contra la Hacienda Pública, falsedad documental y alzamiento de bienes en la investigación abierta por su gestión en el Rayo Vallecano.
La juez titular, Gema Gallego, lleva tiempo practicando diligencias de investigación por estos hechos y tiene el procedimiento bastante avanzado, según informaron las mismas fuentes. Los Ruiz-Mateos están acusados de un presunto delito fiscal por una deuda de 21,6 millones contraída con la Hacienda Pública durante varios ejercicios. El delito de alzamiento de bienes del que se les acusa está relacionado con la presunta apropiación de los ingresos generados por la publicidad de la marca Clesa, incorporada a las camisetas de los jugadores del equipo del Rayo Vallecano. La presunta falsedad documental afecta a la elaboración de las actas de varias juntas de accionistas celebradas por la sociedad Rayo Vallecano. Dentro de las diligencias de investigación, la juez ha tomado ya declaración a la presidenta del Rayo y mujer de Ruiz-Mateos, Teresa Rivero, así como a los responsables de la asesoría jurídica y al administrador del club.



Desde julio no he vuelto a escribir a cerca de Nueva Rumasa.

Como ya especulaba en ese momento, nadie da duros a pesetas, y D. José María menos que nadie.

Una muestra son las famosas ya cartas al "dueño" del Banco Santander, apelando a su sentido religioso o defendiendo la "cordura" y buen talante de los hijos que gobiernan las empresas del grupo, en lugar de ofrecer un plan de viabilidad ó de marketing ó ambos para reflotar sus empresas y, por supuesto, hacer públicas todas las cuentas.

Con Nueva Rumasa se va a hacer lo que se debe: dejarla quebrar. Cosa desagradable para todos los que tenemos empresa pero necesario si no hay salida.

Ojala se hiciera con algunas cajas de ahorros (porque además de costar la bancarización más de lo que se proyectó, si alguna no es capaz de "comerse el sapo" de su cartera inmobiliaria no sé de donde se van a sacar el cerca de medio millón de euros que calculan algunos que costaría asumirlo como Estado). Pero no quiero desviarme.

Lo peor ha sido primero encargar misas para que se cumplan los deseos de Botín y luego intentar emborracharlo dándole todo el brandy. Las inversiones pueden salir bien o mal. Si salen bien, negocio redondo (para eso se ofrecía más del 8%) y si no sale bien paga Zapatero... ah no, que eso es solo para bancos y amiguetes. Los pequeños inversores pensarán en la cara de tontos que se les queda.

Han decidido sacar a la gran mayoría de las empresas en preconcurso del artículo 5.3 de la Ley Concursal, que otorga hasta cuatro meses para negociar con los acreedores y evitar tener que acabar recurriendo a la suspensión de pagos. Dos o tres de ellas, entrarán en concurso voluntario de acreedores mientras el resto se quedará sin protección y tal y como estaban antes de la crisis del grupo. "Está en estudio en manos de los abogados", ha añadido para justificar su negativa a desvelar los nombres de estas empresas. Si se confirma que afecta a Clesa y Dhul, los trabajadores afectados serán muchos.

La razón que han dado desde Nueva Rumasa es que al estar en preconcurso, los posibles compradores que se habían acercado a las empresas no se atrevían a comprar ninguna de ellas porque en esa situación de preconcurso no se podía conocer el pasivo de cada una de ellas. En cualquier caso, ha vuelto a insistir en que van a pagar "todos los pagarés". "Van a reestructurarse y van tener futuro". Que miedo da.

Desde que el pasado 17 de febrero anunciase el preconcurso de sus 10 principales empresas dejando atrapados a miles de pequeños inversores que habían acudido a sus sucesivas operaciones de financiación, Nueva Rumasa no ha parado de optar por esta vía hasta situar a 30 de sus 160 empresas en esta sala de espera.
La situación patrimonial de Nueva Rumasa, que está siendo investigada por la Fiscalía Anticorrupción por presuntas irregularidades en sus emisiones de pagarés, continúa siendo una gran incógnita ante el incumplimiento de la promesa del grupo de elaborar unas cuentas consolidadas y someterlas a la auditoría de una firma de prestigio.
Además, el fondo de inversión estadounidense Oaktree, que ha analizado y auditado las cuentas de Nueva Rumasa, ha descartado su entrada en el grupo. Lógico, no vaya a ser que les toque pagar a ellos.

Lo peor es ver a todos esos nuevos creyentes (perdón, inversores) en la religión "Ruiz-Mateos" porque
nadie sabe cuántos son exactamente ni cuánto dinero han invertido. Pero lo que nadie puede dudar es que fueron, como mínimo, muy imprudentes. Invirtieron su dinero en pagarés y acciones de empresas de Nueva Rumasa que les aseguraban una rentabilidad anual de hasta el 10%, cuando los bancos y cajas, en plena crisis financiera, apenas pagaban un 3%.

Casi el único aval de sus inversiones era la palabra de José María Ruiz-Mateos puesto que las garantías sobre las que se apoyaban estos pagarés eran tan exóticas como unas barricas de brandy. Tenían además recientes los casos de Afinsa y Fórum Filatélico en los que, con muchas más garantías a priori, 450.000 familias y pequeños inversores han visto cómo se esfumaban 4.600 millones de euros. La Audiencia Nacional acaba de desestimar la petición de varias asociaciones de afectados para que el Estado les indemnice por su responsabilidad en la supervisión de estas entidades.
Su pecado era el mismo que los de Nueva Rumasa: confiar en productos financieros que ofrecían una retribución muy por encima del mercado sin preguntarse por las garantías. ¿Es que todos los demás ahorradores eran tan ingenuos para colocar su dinero a la mitad de lo que ofrecía un negocio basado en el coleccionismo de sellos o en la venta de flanes?

Aunque la familia Ruiz-Mateos se ha negado a dar un solo dato -"ningún banco destripa la información sobre sus inversores", dice una portavoz-, se trata de unos 5.000 ahorradores que han invertido unos 140 millones. Su situación no es la más idónea. Sus ahorros por ahora no están perdidos, pero tampoco seguros. Las principales empresas de Nueva Rumasa se han acogido a la situación preconcursal, que permite a compañías en dificultades negociar durante cuatro meses con sus acreedores para evitar entrar en concurso de acreedores (la antigua suspensión de pagos).
Esa situación no tiene por qué abocar a una quiebra. Es más, la familia Ruiz-Mateos ha insistido en que una de las razones que le han llevado a acogerse a la ley concursal es salvaguardar los intereses de sus inversores ante la "campaña bestial" de algunos medios de comunicación y la "incomprensión" de algunos bancos.

¿Quiénes son los inversores? Nadie lo sabe a ciencia cierta. A diferencia de los de Afinsa o Fórum, no se han manifestado por ahora ni han creado una plataforma de afectados ni existe ningún registro en la Comisión Nacional del Mercado de Valores. La mayor parte de ellos son pequeños ahorradores que confiaban más en la palabra del fundador de Rumasa que en la solvencia del grupo que intentaba resucitar el imperio expropiado hace 28 años.
Un ejemplo: una mujer que, al quedarse viuda, recibió una pequeña indemnización de 80.000 euros, reunió a todos sus hijos y, de común acuerdo, decidió invertir todo su dinero en los pagarés de Nueva Rumasa, según relató el propio José María Ruiz-Mateos el pasado jueves. No es de extrañar que el empresario jerezano extienda a sus inversores esa aura de religiosidad en la que siempre ha envuelto sus actos. Los ahorradores no han invertido solo en pagarés sino que han realizado "gestos de bondad y de confianza" y defraudarles ahora resultaría un "acto deplorable". "Si no devolvemos hasta el último euro a nuestros inversores me pegaría un tiro, si es que mi fe me lo permitiera", ha llegado a decir el patriarca de la saga de los Ruiz-Mateos para tranquilizar a sus fieles.

Mucha fe van a necesitar los ahorradores: las cosas no pintan bien. Hasta ahora han cobrado sus intereses, pero si finalmente se llega al concurso de acreedores serán los últimos en la cola. Gran parte de la deuda bancaria, de 700 millones, está garantizada con hipotecas sobre propiedades de sus empresas. Clesa, Dhul, Carcesa, Hibramer y Cacaolat tienen hipotecas de 240 millones como garantía de préstamos cuyo grueso concedió el Santander. Cajasur y Cajasol han ejecutado dos propiedades, y los jueces han decretado el embargo de varias fincas. Además, Hacienda, el Fondo de Garantía Salarial y la Seguridad Social (45 millones de deuda) también cobrarían antes: son acreedores preferentes. Solo al final llegaría el turno de los ahorradores.
Para colmo, Nueva Rumasa no es realidad un holding sino una suma de empresas (muchas radicadas en paraísos fiscales) al no consolidar sus cuentas, por lo que de la deuda de sus filiales no responde el patrimonio del grupo.
Con todo, los inversores no pueden alegar que les faltó información o que el Gobierno o los reguladores no hicieron nada por prevenir esta situación. La CNMV realizó hasta siete advertencias desde que en febrero de 2009 Nueva Rumasa, arropada en una impresionante campaña publicitaria, emitió los primeros pagarés.

Además, y casi ex profeso para frenar la iniciativa de los Ruiz-Mateos, el Ejecutivo cambió la ley: desde el 14 de abril se exige que en la venta de títulos dirigida a particulares, como los pagarés, intervenga un gestor financiero autorizado que debe responder ante la CNMV. Tras esa medida Nueva Rumasa dejó de emitir pagarés y optó por ampliaciones de capital con aportaciones desde 1.200 hasta 3.300 euros. El objetivo: volver a escapar al control de la CNMV.
Frente a esos controles, Ruiz-Mateos, casi octogenario y rodeado por su prole, apela a su imagen de emprendedor cuya única obsesión es crear empleo. Ese fue el reclamo con el que pidió financiación a sus seguidores. Pero no dijo toda la verdad: la mayor parte de los fondos no se destinaron a adquirir empresas sino a pagar deudas. El dueño de Rumasa sigue conservando adeptos. Y la fe mueve montañas, pero no siempre ayuda a pagar los intereses.

Requiest cati in pace, aunque todavía dé coletazos.