Cinta

miércoles, 26 de febrero de 2014

Reflexión

Hace tiempo que no escribo nada y los temas que tengo "pendientes" no están terminados para postearlos. Así que me apetece más una reflexión de lo que sé.

Sobre mercados perfectos, diversificación, Sharpe, Markowitz, salvavidas, etc., en la práctica no funciona. Son bonitas construcciones matemáticas de académicos, interesantes para estudiar (a mí me entretuvieron y me entretienen las "nuevas" que voy encontrando, solo porque ahora me gustan me gustan las matemáticas, quien me lo iba a decir en el colegio o en casa), pero no resisten el más mínimo choque con la realidad.  A veces, ni niquiera en "demo".

Un viejo cuento:

El salvavidas para opciones (era determinar su precio “científicamente”), del fondo Long Term Capital de los quantos.

Fórmula: C=SN (d1) – Xe –rT N (d2 ).

Black y Scholes razonaron que el valor de la opción dependia de 5 variables: el precio de mercado actual de las acciones (S), el precio futuro acordado al que podría ejercerse la opción (X), la fecha de expiración de la opción (T), la tasa de rendimiento libre de riesgo de la económica en su conjunto (r), y por último la variable fundamental, la inestabilidad anual esperada de las acciones, esto es, las probables fluctuaciones de su cotización entre el momento de la compra y la fecha de expiración (sigma).

Con asombrosa maestría algebraica, Black y Scholes redujeron el precio de la opción (c) a esta fórmula:
D1 : log (s/x) + (r+sigma2 /2) T ----------
D2 : d1 - sigma VT--------
Sigma V---T----------------------------------------

Me dirás con razón, que “que…………….. es esto que me pones aquí”, es que es muy fácil encontrar la famosa "Midas Formula".

En 1.993 dos genios matemáticos, colaborando con Fisher Black de Goldman Sachs, se había desarrollado una revolucionaria teoría de poner precio a las opciones: el llamado modelo Black/Scholes, una maquina de hacer dinero. Los quantos, analistas de alto grado, se referían a este modelo como la “caja negra” y podía determinar matemáticamente el precio de las acciones en una fecha futura concreta, en lugar de fiarse de meras suposiciones, como hacemos nosotros los vulgares ciudadanos.

Con un potente equipo informático y un socio bancario podrían dar el salto al parqué (desde sus cátedras) y hacerse ricos. Pero Fisher Black fue fulminado por un cáncer y ya no podía ser ese socio. Schole acudió al famoso John Meriwether, antiguo y legendario jefe del grupo de bonos y arbitrajes de Solomon Brothers.

La empresa que los 3 crearon en 1.994 se llamó LTCM (Long Term Capital Market). El equipo era excelente y se unió David Mullins, ex presidente de la FED. El banco de inversión Merrill Lynch daría apoyo y Bearn Stearns, ejecutaría cualquiera de las operaciones de mercado del fondo.

El equipo era un crack.

En los dos primeros años ofreció unos rendimientos de hasta el 43 %. Quien hubiera invertido 10 millones de dólares en 1.994, a los cuatro años tendría algo más de 40 millones de dólares. El modelo matemático acercaba el riesgo a cero. Siguiendo los modelos de Markowitz y Sharpe , tenían un centenar de estrategias de negocio, con un total de 7.600 posiciones distintas descorrelacionadas. LTC vendió tantas opciones a los bancos que en Wall Street se le llamaba “Banco Central de la Volatilidad”. En su cima tenían más de 40 millones de dólares vinculados a cada punto de volatilidad del SP 500. Luego recibieron el premio Nobel, y devolvieron participaciones de capital extranjeras pues ya solo operarían con fondos propios. El intelecto había triunfado sobre la intuición y la ciencia sobre la vulgar asunción de riesgos de los especuladores de a pie, con las opciones.

El planeta finanzas generaba energía con su pura atmosfera, por encima de la sucia tierra. Y justo entonces ocurrió algo, el cisne negro.

Sin ninguna razón económica evidente los mercados comenzaron a caer, y la volatilidad bursátil se disparó.

En Mayo de 1.998 alcanzó el 27, más del doble de las proyecciones de LTCM. Los activos del fondo comenzaron a caer, y cuanto más lo hacían, más subía su ratio de apalancamiento, que llego a la proporción de 31 a 1.

Nos han enseñado que las grandes extinciones, tienden a estar causadas por sucesos externos, como la caída de un asteroide con los dinosaurios.

Pero el lunes, 17 de Agosto de 1.998, el sistema financiero ruso se hundió, golpeado por una chapucera privatización y por los precios bajos del petróleo. El Gobierno dejó de pagar sus bonos y contagio la crisis a todos los mercados emergentes. Los mercados de valores se desplomaron, la volatilidad bursátil alcanzó el 29 %, llegaría a dispararse hasta un máximo del 45 %.

Según las matemáticas ello no era posible, pero todos los mercados a los que LTCM estaba expuesto se movían de forma sincronizada, anulando la protección ofrecida por la diversificación de la caja negra.

Agosto es mes de bajo volumen en Wall Street. Merriwether estaba en Pekín, y volvió rápidamente para pedir ayuda a Warren Buffett, pero el oráculo de Omaha se la denegó (él era el adalid de la concentración, no de la diversificación matemática).

Humillándose hasta el fango, los quantos del planeta finanzas fueron a pedir ayuda al gran alquimista Soros, el profeta de la irracionalidad y reflexividad del mercado. Soros ofreció a Merriwether (“por ser el”, buena relación personal previa), es decir, 500 millones de dólares si era capaz de conseguir otros 500 en Wall Street. JP Morgan le ofreció 200 y Goldman Sahchs algo más, pero los demás se abstuvieron, pues el miedo se extendía. John Merriwether dijo: “La naturaleza del mundo había cambiado y nosotros no supimos verlo. Si hubiera vivido la Depresión, estaría en mejor posición para entender estos hechos”. Hubo una estampida parecida a la del ganado, todos los altos ejecutivos de Wall Street corriendo hacia la puerta de salida y gritando para que se cancelaran las opciones y posiciones en LTCM “a cualquier precio”. El dinero del fondo pasaba de 4.900 millones de dólares a solo 30 millones, a repartir entre los 16 socios que quedaron. El meteorito había aplastado para siempre los modelos matemáticos”.

THE END que veíamos de niños en las películas de vaqueros.

Espero que te haya gustado la historia para no dormir. La gente suele olvidar el pasado, pero yo no.

Las coberturas (“hedge”) y pseudoprotecciónes patrimoniales, no son el camino (las opciones son caras, y las ventas en descubierto conllevan un riesgo enorme.

Me encantan las matemáticas, esa lógica aplicada, pero no " invierto" matemáticamente. La mejor defensa paradójicamente es gratis: el largo plazo.