Hace tiempo que no escribo nada y los temas que tengo "pendientes" no están terminados para postearlos. Así que me apetece más una reflexión de lo que sé.
Sobre mercados perfectos, diversificación, Sharpe, Markowitz,
salvavidas, etc., en la práctica no
funciona. Son bonitas construcciones matemáticas de académicos,
interesantes para estudiar (a mí me entretuvieron y me entretienen las "nuevas" que voy encontrando, solo porque ahora me gustan me gustan
las matemáticas, quien me lo iba a decir en el colegio o en casa), pero no resisten el más mínimo choque con la
realidad. A veces, ni niquiera en "demo".
Un viejo cuento:
El salvavidas para opciones (era determinar su precio
“científicamente”), del fondo Long Term Capital de los quantos.
Fórmula: C=SN (d1) – Xe –rT N (d2 ).
Black y Scholes razonaron que
el valor de la opción dependia de 5 variables: el precio de mercado
actual de las acciones (S), el precio futuro acordado al que podría
ejercerse la opción (X), la fecha de expiración de la opción (T), la
tasa de rendimiento libre de riesgo de la económica en su conjunto (r), y
por último la variable fundamental, la inestabilidad anual esperada de
las acciones, esto es, las probables fluctuaciones de su cotización
entre el momento de la compra y la fecha de expiración (sigma).
Con
asombrosa maestría algebraica, Black y Scholes redujeron el precio de la
opción (c) a esta fórmula:
D1 : log (s/x) + (r+sigma2 /2) T
----------
D2 : d1 - sigma VT--------
Sigma V---T----------------------------------------
Me dirás con razón, que “que…………….. es esto que me pones aquí”, es que es muy fácil encontrar la famosa "Midas Formula".
En
1.993 dos genios matemáticos, colaborando con Fisher Black de Goldman
Sachs, se había desarrollado una revolucionaria teoría de poner precio a
las opciones: el llamado modelo Black/Scholes, una maquina de hacer
dinero. Los quantos, analistas de alto grado, se referían a este modelo
como la “caja negra” y podía determinar matemáticamente el precio de
las acciones en una fecha futura concreta, en lugar de fiarse de meras
suposiciones, como hacemos nosotros los vulgares ciudadanos.
Con un
potente equipo informático y un socio bancario podrían dar el salto al
parqué (desde sus cátedras) y hacerse ricos. Pero Fisher Black fue
fulminado por un cáncer y ya no podía ser ese socio. Schole acudió al
famoso John Meriwether, antiguo y legendario jefe del grupo de bonos y
arbitrajes de Solomon Brothers.
La
empresa que los 3 crearon en 1.994 se llamó LTCM (Long Term Capital Market). El equipo era
excelente y se unió David Mullins, ex presidente de la FED. El banco de
inversión Merrill Lynch daría apoyo y Bearn Stearns, ejecutaría
cualquiera de las operaciones de mercado del fondo.
El equipo era un
crack.
En los dos primeros años ofreció unos rendimientos de hasta el 43
%. Quien hubiera invertido 10 millones de dólares en 1.994, a los
cuatro años tendría algo más de 40 millones de dólares. El modelo
matemático acercaba el riesgo a cero. Siguiendo los modelos de Markowitz
y Sharpe , tenían un centenar de estrategias de negocio, con un total
de 7.600 posiciones distintas descorrelacionadas. LTC vendió tantas
opciones a los bancos que en Wall Street se le llamaba “Banco Central de
la Volatilidad”. En su cima tenían más de 40 millones de dólares
vinculados a cada punto de volatilidad del SP 500. Luego recibieron el
premio Nobel, y devolvieron participaciones de capital extranjeras pues
ya solo operarían con fondos propios. El intelecto había triunfado
sobre la intuición y la ciencia sobre la vulgar asunción de riesgos de
los especuladores de a pie, con las opciones.
El planeta finanzas
generaba energía con su pura atmosfera, por encima de la sucia tierra. Y justo
entonces ocurrió algo, el cisne negro.
Sin ninguna razón económica
evidente los mercados comenzaron a caer, y la volatilidad bursátil se
disparó.
En Mayo de 1.998 alcanzó el 27, más del doble de las
proyecciones de LTCM. Los activos del fondo comenzaron a caer, y cuanto
más lo hacían, más subía su ratio de apalancamiento, que llego a la
proporción de 31 a 1.
Nos han enseñado que las grandes extinciones, tienden a
estar causadas por sucesos externos, como la caída de un asteroide con los dinosaurios.
Pero el lunes, 17 de Agosto de
1.998, el sistema financiero ruso se hundió, golpeado por una chapucera
privatización y por los precios bajos del petróleo. El Gobierno dejó de
pagar sus bonos y contagio la crisis a todos los mercados emergentes. Los mercados de valores
se desplomaron, la volatilidad bursátil alcanzó el 29 %, llegaría a
dispararse hasta un máximo del 45 %.
Según las matemáticas ello no era
posible, pero todos los mercados a los que LTCM estaba expuesto se
movían de forma sincronizada, anulando la protección ofrecida por la
diversificación de la caja negra.
Agosto es mes de bajo volumen en Wall Street. Merriwether estaba en
Pekín, y volvió rápidamente para pedir ayuda a Warren Buffett, pero el
oráculo de Omaha se la denegó (él era el adalid de la concentración, no
de la diversificación matemática).
Humillándose hasta el fango, los quantos del planeta finanzas fueron a pedir ayuda al gran alquimista
Soros, el profeta de la irracionalidad y reflexividad del mercado. Soros
ofreció a Merriwether (“por ser el”, buena relación personal previa), es decir,
500 millones de dólares si era capaz de conseguir otros 500 en Wall
Street. JP Morgan le ofreció 200 y Goldman Sahchs algo más, pero los
demás se abstuvieron, pues el miedo se extendía. John Merriwether dijo:
“La naturaleza del mundo había cambiado y nosotros no supimos verlo. Si
hubiera vivido la Depresión, estaría en mejor posición para entender
estos hechos”. Hubo una estampida parecida a la del ganado, todos los altos ejecutivos de Wall
Street corriendo hacia la puerta de salida y gritando para que se
cancelaran las opciones y posiciones en LTCM “a cualquier precio”. El
dinero del fondo pasaba de 4.900 millones de dólares a solo 30 millones,
a repartir entre los 16 socios que quedaron. El meteorito había
aplastado para siempre los modelos matemáticos”.
THE END que veíamos de niños en las películas de vaqueros.
Espero que te haya gustado la historia para no dormir. La gente
suele olvidar el pasado, pero yo no.
Las coberturas (“hedge”) y
pseudoprotecciónes patrimoniales, no son el camino (las opciones son
caras, y las ventas en descubierto conllevan un riesgo enorme.
Me encantan las matemáticas, esa lógica aplicada, pero no "
invierto" matemáticamente. La mejor defensa paradójicamente es gratis: el
largo plazo.