Cinta

miércoles, 21 de julio de 2010

Martinsa


MADRID, 20 (EUROPA PRESS) Martinsa Fadesa cuenta con activos valorados en 7.264,65 millones de euros para saldar una deuda total de 6.905,58 millones, según el informe concursal definitivo de la inmobiliaria elaborado por sus administradores concursales.

La compañía que controla y preside Fernando Martín reduce así en un 3,4% su pasivo, desde el de 7.155,9 millones calculado en el primer informe, presentado en diciembre de 2008, según indicaron a Europa Press en fuentes del sector.

No obstante, el grupo que controla y preside Fernando Martín ve disminuir también, en un 1%, su activo total en comparación con el de 7.336,9 millones estimado inicialmente por los administradores concursales.

La administración concursal de Martinsa Fadesa presentó el pasado viernes ante el Juzgado de lo Mercantil número 1 de A Coruña el informe definitivo sobre la compañía. Se trata del documento que resulta de actualizar el que ya elaboraron en 2008 a partir de las resoluciones dictadas por el juez sobre las alegaciones presentadas al texto original.

Este informe final presenta mayores diferencias sobre los datos facilitados por la inmobiliaria que controla y preside Fernando Martín, cuando hace justo dos años, el 15 de julio de 2008, reconoció su insolvencia ante los juzgados y solicitó la declaración de concurso voluntario.

En aquel momento, Martinsa declaró contar con activos valorados en 10.800 millones, importe un 32,7% superior al finalmente estimado por los administradores, para saldar una deuda de 5.200 millones, también un 32% menos respecto al saldo final.

La inmobiliaria y su administración concursal están actualmente pendientes de que el titular del Mercantil de A Coruña emita, previsiblemente antes de que concluya esta semana, el correspondiente auto para admitir a trámite el informe definitivo.

Con este auto se pondrá fin a la primera parte del concurso, a la denominada 'fase común', y arrancará así la correspondiente a la negociación y votación sobre el calendario y las condiciones que la empresa ha propuesto para saldar su deuda.

La aprobación de un convenio de acreedores supone la superación de un concurso y de la tutela judicial. Dado que la fase de convenio se extiende a un plazo de noventa días hábiles, Martinsa podría salir de concurso a finales de este año o comienzos de 2001, en línea con las previsiones del Juzgado y la empresa.

Además, se da la circunstancia de que la última propuesta de convenio presentada por la compañía que protagonizó el mayor concurso de la historia empresarial española tiene asegurado el porcentaje de adhesión que se necesita para que prospere (al menos el 50% del pasivo total).

Esta propuesta contempla pagar la deuda íntegra (sin quita) en un periodo de ocho años a partir de 2012 y el compromiso de la empresa de entregar acciones a cambio de pasivo en caso de que no consiga saldar sus deuda una vez finalizado este plazo, más dos años de prórroga.



Si usted es accionista de Martinsa-Fadesa o ha comprado una vivienda que está pendiente de entrega, sepa cómo actuar después de la petición de la inmobiliaria de acogerse al concurso de acreedores.


Desde hace años la OCU recomienda vender las acciones de Martinsa-Fadesa y abstenerse de comprar vivienda sobre plano en épocas turbulentas en el sector inmobiliario. Con todo, es posible que entre nuestros socios haya personas perjudicadas por los problemas que atraviesa esta sociedad. Les resumimos la situación y lo que cabe esperar de ella:

  • La empresa endeudada proseguirá su actividad, pero lo hará bajo la supervisión de los administradores concursales, que también estudiarán las deudas y activos existentes. Además, se fijará un plazo para que la empresa y sus acreedores alcancen un acuerdo o "convenio" sobre las deudas (por desgracia y en contra de lo que la OCU solicita, los consumidores no se consideran acreedores privilegiados y poco pueden hacer en esta fase). En teoría, el plazo máximo para alcanzar el convenio es de un año, pero en la práctica puede alargarse: el último concurso de acreedores de una empresa cotizada, Española de Zinc, llegó tras dos años y medio de negociación.
  • Los compradores de vivienda deben ser pacientes. Tanto los representantes del Gobierno como la propia compañía han afirmado que las viviendas pendientes se acabarán. Pero, suponiendo que así sea, difícilmente se evitarán los retrasos, debido a los problemas de liquidez y a la reducción de personal prevista. Lo lógico sería que los gestores de la compañía dieran prioridad a las viviendas que estén más cerca de concluirse, para poder entregarlas y cobrar el precio restante. Si usted es un comprador a la espera, conserve los justificantes de todos los gastos que le acarree el retraso (por ejemplo, el pago de un alquiler), para posibles reclamaciones futuras.
  • Quienes hayan anticipado cantidades a cuenta por viviendas no iniciadas o en construcción han debido recibir, por imperativo legal, un documento escrito que recoja un aval o seguro por el importe de dichas cantidades. Si se acredita que las obras no se han iniciado o concluido en el plazo pactado, los clientes pueden rescindir el contrato de compraventa, ejecutar el aval y recuperar su dinero junto con el interés legal del 6%. Mientras el cliente no acredite fehacientemente tales extremos, debe seguir afrontando sus obligaciones de pago, para no perder derechos.
  • Si algún comprador ha adelantado dinero sin recibir el documento del seguro o aval, deberá comunicárselo a la administración concursal para que esa suma se incluya en el conjunto de las deudas de la sociedad; una vez resuelto el concurso, sabrá si puede o no recuperar una parte del dinero. La comunicación debe hacerse en el plazo máximo de un mes desde la última de las publicaciones del auto del concurso, que se pone habitualmente en varios periódicos de tirada nacional.
  • Los accionistas sólo pueden armarse de paciencia. La Comisión Nacional del Mercado de Valores suspendió la cotización en bolsa de Martinsa-Fadesa el 14 de julio, como suele hacer con las empresas que solicitan un concurso de acreedores. Mientras dure la suspensión, la empresa no reparte dividendos ni hace operaciones que supongan una transmisión de fondos a los accionistas Los accionistas, a su vez, no pueden desprenderse de las acciones, salvo que las vendan fuera de la Bolsa al precio que pacten con el comprador, lo que suele estar fuera del alcance del pequeño accionista.

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